El fallecimiento del príncipe Felipe de Edimburgo, a los 99 años, repercutió no sólo entre los ciudadanos británicos sino también entre los tucumanos. Las cientos de búsquedas sobre sus vivencias, escándalos y las internas familiares son el reflejo del legado que deja el consorte de la reina Isabel II en la historia contemporánea. Una vida y trayectoria que fue retratada en reiteradas ocasiones por el séptimo arte.
Pese a los más de 11.000 kilómetros que separan Argentina de Reino Unido, las novedades sobre los eventos sociales, festejos y hasta indumentaria de la corona nos atraen de una forma extraña. ¿A qué se debe tal popularidad?
“Se realizaron diversos estudios sobre las razones del atractivo de la realeza británica y de las celebridades entre 'la gente común'. Para empezar, nos criamos con los cuentos de hadas sobre princesas, príncipes azules y héroes montados sobre corceles blancos. Según el doctor Frank Farley, de la Universidad de Temple (Estados Unidos), la familia real británica representa todo aquello que nos han enseñado como deseable: fama, fortuna, estilo y poder para 'vivir felices para siempre'”, comenta Cecilia Saleme, profesora de Inglés de la UNT.
Gracias a la prensa rosa y las cuentas oficiales de la monarquía en las redes sociales, eso hace que la imagen de “cercanía” se intensifique. A diferencia de otras épocas, ahora podemos ver las residencias por dentro y hasta chequear el precio de los vestidos que usa Kate Middleton (duquesa de Cambridge).
“Además, las ceremonias públicas de la realeza suscitan una atracción local porque sacan a la luz y hacen palpable la pompa de aquellos cuentos de nuestra infancia”, agrega la docente adjunta de las cátedras Lengua Inglesa III e Historia de la Lengua Inglesa.
Saleme agrega que el propio atractivo del inglés conjuga en esta ecuación. “La familia real siempre ha ocupado un lugar importante en la mirada de todos, suscitando admiración y rechazo, respeto y desprecio. A pesar de varios escándalos que involucraron a varios de sus miembros (desde historias de amor prohibido, abdicaciones y renuncias hasta relaciones comprometedoras con redes de trata y pedofilia) entre un 70% y un 80% del pueblo británico aún considera la monarquía un símbolo de su identidad nacional y apoya su continuidad”, agrega la doctora en Humanidades.
Para la historiadora Perla Larguia la vida y muerte de la princesa Diana (lady Di) representa un punto clave. “A diferencia de otras dinastías como la China, el hermetismo británico fue degradándose. Eso permitió que mucha gente vea en ellos una especie de reality con personajes que se debaten entre el deber y sus emociones. El mayor atractivo es sentir como aquello que luce perfecto por fuera es en realidad una estructura algo viciada”, señala la letrada, que vive desde hace cinco años en Londres.
Sin embargo, esa imagen fascinante y humana es la contracara de lo que siente el propio pueblo británico. “La muerte de Felipe de Edimburgo se siente como un hecho triste en el seno de cada hogar. Nuestra visión es la de una familia que carga con un patrimonio simbólico único y que evidencia o da pauta de aquellas cosas que hacen noble al pueblo de Reino Unido”, aclara Larguia.
Corona y Globo de Oro
Netflix puede declararse igual de culpable por el ranking de fanatismo que despiertan desde hace años las figuras de Isabel II y del duque. Desde que su serie original “The Crown” vio la luz, la corona fue reinterpretada y desmembrada al gusto del espectador.
“La maravilla de las producciones multimedia es que permiten hacer apetecible historias que de otro modo quedarían relegadas a ciertos sectores socioculturales (por no hablar de países completos). Si bien han existido series documentales increíbles sobre la monarquía, 'The Crown' logró acercar a los jóvenes y adultos algo que corresponde con su presente histórico”, explica la profesora de Inglés Laura Santillán Acuña.
Eso sí, caben muchas advertencias porque la ficción no deja de ser un realismo a medias en el cual los retoques narrativos conforman el éxito. “Aunque en Argentina la serie fue un boom, en Inglaterra las aguas están divididas. Muchas licencias artísticas fueron criticadas e hicieron que -en 2020- el gobierno de Boris Johnson amenace con modificar la regulación de los servicios de entretenimiento on demand”, acota Santillán Acuña.
El pedido clave fue especificar que esa producción era una ficción dramática y no una serie documental. “Esto es en parte porque hay algunas caracterizaciones de personajes y de acontecimientos que pueden repercutir en la imagen global de Reino Unido. Sin ir más lejos, el año pasado un censo demostró cómo la imagen favorable del príncipe Carlos (sucesor de la corona) había descendido. No es una coincidencia que eso haya ido en paralelo con la cuarta temporada de la serie y los inconvenientes de la turbulenta década de los 80”, enfatiza.
El adiós: Felipe fue “el pilar” de la reina Isabel II
Pese a las restricciones vigentes por la pandemia, cientos de ingleses se acercaron ayer hasta el Palacio de Buckingham y el castillo de Windsor para dejar arreglos florales y cartas de despedidas. Los homenajes también se transmitieron vía redes sociales y en las calles de Londres con la alineación de las fuerzas armadas y anuncios en los carteles publicitarios de Piccadilly Circus. Sin una fecha confirmada, el último adiós al duque Felipe de Edimburgo y la ceremonia religiosa serán en la Capilla de San Jorge. Para cumplir con su última voluntad, Felipe de Edimburgo no tendrá un funeral de Estado. Para la despedida se espera que la reina emita un discurso público igual que lo hizo tras fallecer su madre.